dijous, 28 de gener del 2016

[WH40K] Capítulo II, Informes de Batalla (Parte 1/2)


Orkos (Juan) vs Templarios Negros y Officio Assassinorum (Torment).



A Casimiro, el capellán de los Caballeros de San Jorge, no le hacía mucha gracia realizar tareas defensivas. Prefería estar en el corazón de la batalla, recitando plegarias en nombre del Emperador y ayudando con su fanatismo a todos los Templarios Negros de su alrededor. Pese a eso las órdenes eran claras: evitar que cualquier invasor llegara a los Manufactorums y refinerías del sector Amus. Apenas estaba amaneciendo y la guardia nocturna se hizo tremendamente aburrida. El veterano marine espacial decidió poner a uno de los tanques Predators al descubierto de las ruinas, esperando que fuera suficiente disuasorio  como para que los atacantes se lo pensasen dos veces.

Que equivocado estaba. Dos cohetes silbaron en el cielo y acabaron impactando en el acorazado, que apenas pudo aguantar las explosiones y saltó por los aires la torreta. A este suceso continuó el ruido y el jolgorio de una gran marea orka que se aproximaba cubriéndose en la oscuridad y los escombros. No tardó mucho en ser respondido por fuego bólter desde las trincheras y los lugares donde los defensores se emplazaban en sus guardias. Casimiro se montó en su motocicleta y acompañado por una escuadra de asalto motorizada se puso en camino hacia el frente. Tenía ganas de demostrar a esos xenos quién golpeaba más fuerte.

-Preziento algo, chikoz. – El estrambótiko orko escoltado por petatankez avanzaba por las ruinas con cautela, sentía una presencia extraña muy cerca, pero incapaz de saber qué era. Los orkos apuntaban sus lanzakohetez en todas direcciones, esperándose lo inesperado. Una sombra surgió de la oscuridad, con una cadavérica máscara decorando su rostro. Disparó cuatro veces antes de abalanzarse contra los pielesverdes. Algunos chikoz cayeron, pero los otros, cagaditos de miedo, comenzaron a disparar al siniestro humano como si no hubiera un mañana. Los kohetez cayeron por todos lados menos uno, que en un estúpido rebote golpeó de pleno en el agente del Imperio. Se creó una gran humareda y donde antes había estado el asesino, no había nada.

- Oh, ya no ziento nada. ¡Ke Kozaz! – El orko se rascó el cogote, aliviándose el picor de sus pensamientos.

El intercambio de disparos era continuo, con mayor o menor puntería. Por muchas bajas que causaban los marines espaciales, seguía habiendo una enorme cantidad de orkos avanzando entre cráteres y ruina. Un kamión cargado con un buen puñado de nobles orkos atravesó con agilidad las trampas antitanques para desembarcar su mortal mercancía delante de las líneas templarias. Una escuadra de asalto motorizada fue pillada de sopetón, siendo aniquilada sin apenas capacidad de maniobra. Por suerte unos Centuriones que andaban cerca vieron la carnicería y descargaron toda su potencia de fuego sobre los asesinos pieles verdes.

En el otro flanco el Eztrambótiko avanzaba mientras lanzaba energía psíquica a la escuadra de Casimiro, que con facilidad esquivaba los proyectiles de disformidad del psíquico. Ese tipo de habilidad hacía enfurecer aún más al capellán, que señalando con su crocius arcanum hacia esa abominación orka, cargaron con sus motocicletas hasta alcanzarlos en combate cerrado. Cayendo como un martillo de furia, la escuadra acabó con la mayoría de guardaespaldas, dejando a Casimiro la envidiable tarea de despachar al eztrambótiko. Propinó dos terribles mazazos al humanoide verde, que fue fulminado al instante por la luz redentora del Emperador.

Cuando el capellán alzó de nuevo la vista al campo de batalla pudo ver que los orkos se batían en retirada. Pero a un precio muy grande, muchos hermanos habían caído.

"No hay nada más que el Emperador. Él es nuestro escudo y nuestro protector." Segundo libro de cánticos.

Legión negra y Orkos (Lento) vs Imperio Tau (Shark)



Abastecidas y descansadas las fuerzas del Imperio Tau esperaban un ataque inminente. Según los informes recibidos, un destacamento de la Legión Negra del caos se dirigía hacia el Espaciopuerto AMUS DA3 para hacerse el control de algunas aeronaves. Un grupo de orkos les escoltaban en sus kamiones. El comandante An’xova se mantenía sereno y firme en sus pensamientos, mientras tranquilizaba a sus tropas para que mantuvieran la disciplina tras la primera victoria.

La noche se convertía en ventaja para los Nopin’tau: aprovechándose de la oscuridad se ocultaron entre los escombros y así poder interceptar a las fuerzas invasoras en su avance. Apenas el sol azulaba asomaba en el horizonte cuando una lluvia de proyectiles de inducción y fuego bólter comenzó a surcar el cielo, cruzándose sobre las pistas de aterrizaje del espaciopuerto. El avance de los renegados del Imperio era implacable, siendo su objetivo prioritario alcanzar a los guerreros Tau en un encarnizado combate cuerpo a cuerpo.

El comandante An’xova observó el campo de batalla. El fuego desplegado no era suficiente para acabar con el rival, así que debía tomar una decisión arriesgada para tener una victoria contundente contra estos rivales. Su estrategia fue redesplegar sus tropas para aumentar la potencia de fuego en uno de los flancos, logrando así que las tropas caóticas fueran gravemente mermadas en su avance. Los proyectiles vibraron en el viento justo antes de impactar en carne de orko y en servoarmadura corrompida, pero incluso en el intenso fragor de la batalla unos fanáticos Bersérkers de Khorne lograron alcanzar a los guerreros del fuego más cercanos a la línea de frente.

Especialistas en combate cerrado, estos temibles rivales usaron sus hachas sierras para atravesar las frágiles armaduras de los guerreros y hacer entrar en pánico a los supervivientes. Si estos soldados del Imperio Tau se retiraban, peligraba la estabilidad del frente y se abriría una brecha en la defensa Tau. El comandante en un inspirador discurso logró motivar a las temerosas castas del fuego de devolver el ataque contra los Bersérkers. Con nueva templanza y valor, los fieles guerreros lucharon con orgullo y coraje contra los elegidos de Khorne que, en un giro inesperado de los acontecimientos, fueron superados.

Mientras, el comandante An’xova mantenía un fuego supresor sobre diversas abominaciones y criaturas caóticas en el flanco izquierdo junto a su escolta personal. Los misiles y el plasma lograron atravesar el blindaje de los siervos del Caos justo cuando recibieron refuerzos de los Nopin’tau, para finalmente acabar borrando del mapa todo rastro de corrupción. Entre los restos de maquinaria y mutaciones, se alzó la figura de un humanoide. Parecía ser el líder que dirigía esta avanzadilla. Honrando a los dioses oscuros y a su legión se lanzó sin contemplaciones contra las filas del Imperio Tau. Su armadura aguantó el embate de los proyectiles inductores, aunque no fue lo suficientemente gruesa como para sobrevivir al impacto de munición de alto calibre. Su cuerpo cayó inerte al suelo, sin vida, justo antes de que un torbellino de disformidad lo absorbiera del campo de batalla.


Recuperado el aliento de la batalla, el comandante An’xova retomó comunicaciones con el cuartel general de la expedición. El espaciopuerto había sido asegurado de la mancha del caos y podría ser asegurado para el uso de aeronaves del bando defensor.

-Aquí comandante An'xova a comandancia Nopin'tau, ¿me reciben? -las interferencias de la radio cada vez se hacían más fuertes,como si algo las amplificase.

-Alto y claro, comandante. ¿Reporte de batalla?

- El objetivo prioritario ha sido asegurado. Tengo algunos soldados heridos, enviad unidad médica. Necesito reposición de drones, apenas me han quedado ilesos. –El comandante carraspeó.

-¡¿Más Drones?! Digo… si apenas se han reparado de las refriegas anteriores, señor. Apenas nos queda material de repuesto.

-Sí, bueno. –An’xova se quedó pensativo antes de retomar la palabra. – Cada uno de los drones caídos ha salvado una vida dedicada al Bien Supremo.

-Entendido señor, informaré a la bahía de reparaciones. Mantengan posición y esperen nuevas órdenes.

El comandante envió los datos recopilados durante la batalla sobre estos enemigos del Bien Supremo, de sus abominaciones y su estilo de combate. Sabía que no sería la única vez que se los toparía y volverían más preparados que nunca. 

"No es nuestra tecnología lo que nos permitirá subsistir en la galaxia, sino el sentido del honor que compartimos y el objetivo que nos une y nos da la fuerza necesaria para derrotar a nuestros enemigos." Shas'el Sa'cea O'res, Comandante dela Casta del Fuego.
Gracias por vuestro tiempo.

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